martes, 26 de abril de 2011

Tasting

Suele ocurrirme en los viajes como en la vida misma: primero ver, oir y callar y después participar, disfrutar, rechazar, odiar, querer, mostrar indiferencia y todo ese tipo de sentimientos que solemos 'padecer' cuando nos enfrentamos a situaciones nuevas. A veces lo comparo con un combate de boxeo, una lucha entre la ciudad (o las nuevas circunstancias) y yo, a ver quién puede en ese tanteo.
He viajado bastante, casi todo lo que he querido a día de hoy. Creo que de las grandes ciudades de Europa sólo me quedaba Londres y debo reconocer aquí que no me resultaba una ciudad 'excesivamente' simpática. Quizás por los malditos estereotipos, quizás por ese 'complejo de inferioridad' que a veces tenemos cuando salimos de casa, quizás por ir contracorriente (algo muy habitual en el que escribe).
 La costa de Inglaterra desde el avión
Hay ciudades que abrazan (Berlín, Nueva York, Roma, Florencia, Madrid, Lisboa -bueno, Lisboa parece llorarte para que la quieras- La Habana...). Otras, directamente, parecen decirte: "Eh, tú,  aquí el tiempo imprescindible, eh?" Es lo que me ocurrió en París, Viena (ciudades preciosas pero "sacúdete el polvo cuanto antes") y si me apuras, Barcelona. Y después están las ciudades como Londres (creo, a día de hoy) que parecen decir: "Aquí estoy, puedes disfrutarme lo que quieras, pero no me pidas que yo lo haga contigo".
Pasado el tanteo inicial, más o menos ubicado (aunque sigo andando dos mil metros para una distancia de 300) puedo decir que hoy he comenzado a disfrutar de Londres.

 El Big Ben desde Waterloo Bridge
Me encanta la zona de Southbank en la que vivo, me encanta estar a 20 o 30 minutos andando de algunas de las zonas más interesantes, me encanta el recorrido que hago a pie hasta la estación de metro de Borough -un paseo jalonado de pequeñas casitas, de puertas bajas unas tras otras que huyen constantemente de la linea recta, serpenteando y, de alguna forma, llevándote-. Me encanta ver a la gente tomar cervezas en la calle, hablando, compartiendo, riendo. Me encantan la vitalidad y la variedad de la ciudad. Me encanta tener amigos que conocen la ciudad y me ayudan a disfrutarla desde la distancia sugiriendo una pinta cerca de donde estoy. Me encanta cruzar Waterloo Bridge escuchando a Bill Callahan. Me ha encantado la cena en The Anchor & Hope, me encanta ver la cocina del restaurante completamente al descubierto. He disfrutado como un niño comiendo English Lop cooked like boar and soft polenta acompañado de un Beaujolais. Me encanta que me inviten al Tate Modern con carteles como estos y que allí pueda disfrutar de una exposición de Miró que no me voy a perder:


< < <


I'm living London, guy!

English Lop cooked like boar and soft polenta

1 comentario:

  1. Disfruto leyéndote y sobre todo porque percibo que todo va según lo previsto, sin ningún contratiempo grave.

    ResponderEliminar